Podríamos decir que tenemos la gran suerte de vivir en tierras cargadas de historias y aventuras. En este caso, la Ermita de la Abellera es un claro ejemplo de centenares de años de historia. Seguramente, su nombre deriva de la cavidad en la roca de la cual probablemente era habitual encontrar colmenas de abejas.
La ermita la encontramos todo justo a unos 2 kilómetros de la villa roja de Prades, en uno de los rincones más bonitos de esta tierra, en lo alto de un acantilado de 1.020m. El lugar no se escogió en vano si no que en este mismo lugar vivieron eremitas y se cree que vivió el primer vicario apostólico de las Indias Occidentales, Fra Bernat Boïl. Este acompañó a Cristóbal Colom en su segundo viaje a América. Además, también se cree que es donde se retiró la reina Margarida de Prades, segunda esposa de Martí l’Humà.
Según la tradición, un pastor encontró la imagen de la Virgen de la Abellera mientras iba a buscar miel. Él, con la emoción de enseñarla a los suyos, se la llevaba, pero cuando la quería enseñar ya no la tenía. La imagen volvía al lugar donde había sido descubierta.
Lo que sí que sabemos ciertamente es que el primer edificio se construyó el 1570 y al cabo de 8 años, el 1578, se añadió el campanario. Posteriormente, se hicieron reformas hasta el edificio actual, que consta de una sola nave y en el lateral hay unas vistas espectaculares.
Con las guerras, muchos de los objetos que habían sido destruidos, como la imagen de la Virgen, de estilo gótico tardío, mediante unas fotografías, se pudo reproducir el año 1940 de forma muy fiel en alabastro en los talleres de Sarral.
Actualmente aún se hacen romerías para rendir culto a una antigua divinidad agrícola local que se ha conservado como tradición.
En esta zona de paso de La Ruta dels Refugis, se podrá disfrutar de la espiritualidad que transmite el lugar. Para cargarse de energía, solo se tienen que cerrar los ojos y respirar hondo, ¡la aventura nos espera!
Text: Àlida Guasch · Fotos: Marc Vallverdú